miércoles, 30 de julio de 2014

Mundo de Poemas

                       Bebiendo Coca Contigo



Bebiendo coca contigo me divierto más que hiendo a San Sebastián, Irún, Hendaya, Bayona o enfermándome del estómago en la travesera de gracias en Barcelona.
En parte porque con tu blusa naranja pareces un San Sebastián mejor y más feliz.

 En parte por mi amor por ti, y debido a tu amor por el yogurt.
 En parte debido a los tulipanes de color naranja floreciendo alrededor de los abedules.
 En parte debido al misterio que nuestras sonrisas asumen ante la gente y las estatuas.
 Es difícil de creer que cuando estoy contigo, no existe más nada.
 En la calidad luz de las cuatro a Nueva York notamos hacia adelante y atrás entre nosotros  como un árbol respirando por sus ramas en un espectacular porta retratos.

Y el porta retrato parece no tener rostros en absoluto solo pinturas y de pronto te preguntas, por qué en el mundo alguien haría eso, te miro a ti y prefería verte a ti que a todos los porta retratos en el mundo.

Excepto talvez por el jinete polaco quien veo de vez en cuando, quien de todos modos está en la frick, lugar que gracias a Dios aún no conoces, así podemos ir juntos por primera vez.
 Y el hecho de que sabes moverte, más o menos se hace cargo del futurismo, al igual que en casa donde nunca pienso en él desnudo bajando las escaleras o en algún ensayo de un solo dibujo de Leonardo o Miguel Ángel que utilizo para impresionarme.

Y ¿de qué sirve toda la investigación de los impresionistas? si no tienes a la persona adecuada para estar cerca de los árboles en la puesta del sol, o en el caso de Marino Marini quien no se recuperó después de dirigir con cuidado su caballo.

Parece que todos fueron engañados por algún hecho maravilloso, que no se va a perder en mí, pues por eso te estoy contado de él.


Muere Lentamente

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no escucha música,
quien no halla encanto en si mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, repitiendo todos los días los mismos senderos,
quien no cambia de rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con desconocidos.

Muere lentamente quien evita una pasión
Y su remolino de emociones,
Aquellas que rescatan el brillo en los ojos
y los corazones decaídos.

Muere lentamente quien no cambia de vida cuando está insatisfecho con su trabajo o su amor,
Quien no arriesga lo seguro por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien no se permite al menos una vez en la vida huir de los consejos sensatos…
¡Vive hoy! - ¡Haz hoy!
¡Arriesga hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te olvides de ser feliz!

                                        -  Pablo Neruda

Nocturno a Rosario

I
¡Pues bien! yo necesito
decirte que te adoro
decirte que te quiero
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto 
al grito que te imploro,
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.
        II
Yo quiero que tu sepas
que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas 
las esperanzas mías,
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías,
que ya no sé ni dónde
se alzaba el porvenir.
        III
De noche, cuando pongo
mis sienes en la almohada
y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho,
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada
y tú de nuevo vuelves 
en mi alma a aparecer.
        IV
Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos,
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás,
y te amo y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.
        V
A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y hundirte en mi pasión
mas si es en vano todo
y el alma no te olvida,
¿Qué quieres tú que yo haga,
pedazo de mi vida?
¿Qué quieres tu que yo haga
con este corazón?
        VI
Y luego que ya estaba
concluído tu santuario,
tu lámpara encendida,
tu velo en el altar;
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario,
y abierta alla a lo lejos
la puerta del hogar...
        VII
¡Qué hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo,
los dos unidos siempre
y amándonos los dos;
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos una sola alma,
los dos un solo pecho,
y en medio de nosotros 
mi madre como un Dios!
        VIII
¡Figúrate qué hermosas
las horas de esa vida!
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida;
y al delirar en ello
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por tí, no mas por ti.
        IX
¡Bien sabe Dios que ese era
mi mas hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
bien sabe Dios que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
bajo el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vio nacer!
        X
Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡Adiós por la vez última,
amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores;
mi lira de poeta,
mi juventud, adiós!


                                 - Manuel Acuña 

1 comentario:

  1. Hola, gracias por considerar nuestro blog. Estaremos visitando la página para hacer lo que corresponde. Saludos desde Panamá :D

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